Con el auge que tenía el rock and roll en el mundo en la década de 1960, la industria musical chilena contempló la posibilidad de darle cabida a jóvenes intérpretes nacionales, para que interpretaran canciones ya reconocidas a escala mundial. Los productores y programadores de discos, tuvieron un rol fundamental, a través de audiciones radiales y de sus influencias en los sellos grabadores, vieron en el rock cantado por chilenos un producto con reales posibilidades comerciales. Fue así como este movimiento musical tuvo estrecha relación con los medios de comunicación masivos, radio y televisión principalmente, y con los personajes ligados a ellos, quienes muchas veces alcanzaron niveles de popularidad similar al de los propios intérpretes. En este sentido las figuras del director artístico y del disc-jockey fueron fundamentales. De los intérpretes, Peter Rock el año 1958 fue el punto de partida; y Los Ramblers, con “El rock del mundial” del año 1962, la consagración. Con una fisonomía eminentemente internacional, surgió durante la década de 1960 el movimiento conocido como Nueva Ola, término que ya se conocía en Argentina y en Europa con algunas variantes.
Sus intérpretes, todos jóvenes y de buena presencia, inundaron la música popular masiva con sus canciones. Los Carr Twins, Buddy Richard, Los Red Junior, Luis Dimas, José Alfredo Fuentes, Fresia Soto, Cecilia, quien en 1965 ganó el Festival de Viña del Mar, Gloria Aguirre y Pat Henry, por mencionar algunos, constituyeron uno de los movimientos de mayor productividad en la historia de la música popular chilena, transformándose en verdaderos ídolos. Los sellos se preocuparon de tener en su elenco a estos nóveles intérpretes de gran arrastre; el disco se transformó en un bien preciado, dependiendo del contenido sonoro y de la foto de su carátula, y, el propio movimiento superó su naturaleza musical para transformarse en un verdadero fenómeno social. Sin embargo, esta corriente musical no estuvo exenta de ácidas críticas. El hecho de cantar ritmos extranjeros, muchas veces en inglés e incluso bajo nombres artísticos anglosajones, implicó que la Nueva Ola muchas veces fuera identificada como un movimiento extranjerizante, que no representaba la tradición nacional y que, por lo mismo, iba en desmedro de la real música chilena. Independiente de esto, la Nueva Ola fue el primer gran fenómeno de ventas de la música popular masiva en Chile, y una de las primeras formas que tuvo el público para acercarse a la incipiente música rock. Marcó la escena nacional durante la década de 1960, entrando luego en un retroceso que no impidió su permanencia en la memoria de toda una generación.